Y agarre el martillo y me puse a martillar.
Primero porque tenía que sacar toda la bronca contra mi misma por haber hecho las cosas mal …
Segundo porque no se me ocurría mejor manera de volcar el dolor que haciendo fuerza con la mano …
Y tercero porque las cosas hay que afrontarlas y el primer desorden podía reparar era el de mis cuadros.
Basta ya de buscar el lugar perfecto … ese no existe.
Basta ya de preguntar a los demás que opinan sobre los mismos … son mis paredes, son mis cuadros y es mi casa … como mi vida …
Y podré equivocarme en donde los pongo pero más vale colgar … porque en definitiva siempre podré reacomodarlos … pero lo que no podía concebirse es que siguieran en el suelo esperando el sitio ideal …