Querías ser inmortal… y por eso me motivaste tanto…
Con esa forma tan sutil y a la vez tan fuerte, de generar en mí una necesidad inexplicable de escribir, de sacar fuera todos mis sentimientos, de luchar contra mis propios fantasmas y ataduras, y de buscar todo lo bello del mundo como foco de mi insaciable reivindicación de apertura….
Sabias que estarías para siempre en forma de letras a través de lo que tu mismo me inspirarías en mi vida si yo me enamoraba de ti y podía trasladar esas emociones a la escritura…
Y lograste que me enamorara de la vida mirándola con nuevos ojos y sabiendo que me tocaba un nuevo rol, el cual acepté encantada y en el cual permanecerás para siempre, aun sabiendo que el para siempre es la excepción de la regla en la que nada es eterno.
Tú y yo lo sabemos… sin palabras, sin acuerdos, sin mirarnos, sin tocarnos, sin promesas y sin recelos… simplemente lo sabemos…