Ciertas personas se cruzan en nuestras vidas de forma misteriosa y potente.
Esos cruces pueden ser largos o cortos pero marcan porque nos hacen descubrir nuevas maneas de ser, de pensar, de vivir o de sentir que ignorábamos que llevábamos dentro
No es difícil percibir a esas personas, aunque las veas una hora sentadas a tu lado en el vuelo de un avión y la conversación haya durado aun menos.
Es que te dicen cosas que te sellan a fuego y pasan los años y pasa la vida … y las recuerdas y en cierta manera las lleva contigo.
Supongo pasa lo mismo con uno que va dejando huellas en otros y así y así …
Es la ronda de la vida … te potencias, te potencian, evolucionas y te encuentras gracias a otros que se atraviesan en tu camino
He llegado hasta aquí casi por casualidad, permitiéndome luego la libertad de tomar tus palabras como vehículo para recuperar algunas sensaciones, entre ellas, las asociadas a una novela con cuya lectura hace ya tiempo disfruté, y que sin embargo tenía olvidada, «El guitarrista», de Luis Landero. A colación de lo que describes en esta entrada, transcribo uno de sus párrafos:
«…gentes así, gentes de paso, yo he conocido a muchas en la vida. A todos nos ocurre. Gente que llega, levanta su tinglado junto al nuestro, iniciamos una relación donde no faltan los planes, las promesas, la presunción de un futuro común, se traban nuestros días en un único nudo de aconteceres, y luego de pronto uno de los dos desaparece para siempre arrastrado por cualquier contingencia y ahí se cierra la historia. Según pasan los años, uno comprende cada vez mejor que el grueso de la vida es una suma de experiencias inconexas y apenas esbozadas…»
Y es verdad que apenas importa cuan largo sea el camino compartido, pero sí qué huellas marcaron el mismo.
Muy acertada la fotografía que acompaña esta entrada.
Un saludo.
Gracias por compartir ese párrafo.
Procurare encontrar esa noevla, supongo que tu referencia no me llega por casualidad sino que debe de ser una señal para que la lea ….
buen sabado