Estos días de Diciembre se viven intensamente….
Son algo así como una ensalada de frutas de sentimientos, donde no solo hay sabores dulces sino también algunos amargos.
Lo importante es que los dulces superen a los amargos y eso se consigue por sobre todas las cosas poniendo buena onda, buena energía, sabiendo ver lo que tiene el vaso y no lo que le falta.
No forzándonos, no estructurándonos, dejándonos fluir en la Navidad…
Lejos de los regalos, del champagne y de la rica comida, lejos de las formalidades absurdas, es importante recordar que lo que realmente se celebra es un momento de esperanza, celebrando que en un pesebre perdido en el Mundo nació un niño en sencillez y humildad.
Ese niños para los católicos es Jesús el hijo de Dios y para los no católicos es Jesús un revolucionario del amor.
Mi Nochebuena será particular, digamos excepcional, porque voy a hacer lo que quiero dada las circunstancias que me tocan vivir… algo muy difícil de entender para algunos pero absolutamente conforme a mi misma.
Feliz Navidad, mucha paz y mucha esperanza