En algunos semáforos de mi ciudad suelen haber personas que cuando se pone la luz roja se dedican a hacer piruetas, jugar con pelotas, hacer malabarismos, realizar actuaciones …
Siempre los miro y cada vez que tengo les doy monedas porque en definitiva me distraen y alegran la espera.
Incluso cuando no tengo nada para darles me da vergüenza y suelo abrir la ventana para pedir disculpas.
Ayer me excusé con uno que me descolocó al decirme «las sonrisas valen más que las monedas».
Y yo le regale una sonrisa y él me regalo la causa de mi sonrisa