Se cruzo en mi vida una mujer que sin quererlo me ha ayudado a aprender una lección que arrastraba de antes.
Esta mujer hablaba mucho de amor, de respeto, daba incluso clases de vivir y se consideraba pura bondad.
Sin juzgarla, solo viendo la realidad, me ha enseñado cuán teóricos podemos ser los humanos si llegado el momento de aplicar nuestras teorías no las tenemos inmersas en nuestro ser.
Por esta mujer tuve sentimientos extremadamente desagradables, impropios de mi, que también me hicieron ver cuan imperfecta era por tenerlos.
Por esta mujer actué de una forma incoherente al punto de tratar de acercármele para entenderla, perdonarla y así encontrar mi paz.
Pero lo cierto es que aprendí mucho en todo este tiempo a través de esta mujer a pesar de que me costó lágrimas, frustración y dolor.
Muy especialmente aprendí que no se puede cambiar a las personas, mas cuando se consideran dueñas de las verdades mas absolutas, sino solamente se puede cambiar nuestra actitud frente a ellas.
Y también aprendí que en el Mundo en el que vivimos hay todo tipo de personas, pero el poder de cada una de ellas se basa solamente en el poder que nosotros les damos.
Pues podrán creerse gurúes pero es en la realidad de los hechos donde se miden las cosas y es en las actitudes de uno frente a ellas en donde radica su poder.
Yo cerré un circulo con esta mujer y espero haber cerrado un circulo con este aprendizaje, haber aprendido y saneado por fin una deuda que siento que arrastraba desde hace cientos de años atrás en relación a cierto tipo de personas.