Las oportunidades de la vida son como ómnibus que pasan por una parada.
A veces esperas y no pasa ninguno, otras tienes que escoger por todos los que pasan.
A veces sucede llegar a la parada y aparezca el ideal, te subes, aprovechas el recorrido y llegas en hora.
A veces el supuestamente correcto te lleva por el lugar que pensabas pero surge un tráfico de locos y se transforma en el menos correcto de todos.
A veces el que te tomas cuando llegas a destino hace te veas inmerso en una circunstancia sobre la cual cruzas la calle en un instante en el que no deberías de haberla cruzado, o te tomas otro y te encuentras con alguien y disfrutas con esa persona y eso te llevo a otras cosa … y así …
Lo triste es estar en la parada que pase tu ómnibus y no subir … ya sea porque estas distraído, ya sea porque estas indeciso, ya sea porque simplemente te equivocas respecto al ómnibus al cual elegir y lo dejas pasar.
Supongo todo se basa en la suerte, en las expectativas, en el pensar en lo que se espera en el recorrido o al llegar, y en esa intuición maravillosa que tenemos las personas y que solo basta con saberla escuchar.