Estaba ilusionada y emocionada … pero ahora …
Desconozco los ruidos, los olores, me desoriento entre mis cosas, no encuentro mi lugar, no sé dónde poner mi historia, si pongo ésto si pongo aquello, si me equivoco … y me equivoco y rectifico … y las cosas me dicen algo y las entiendo mal …
Me preguntó si hice bien …
Enciendo la luz y desvelada tomo conciencia que lo que me pasa es «el sabor de lo nuevo» …
Nada es realmente fácil cuando se cambia algo a lo que se está acostumbrado.
A lo diferente uno tiene que adaptarse, volver a encajar, dejar los miedos, meter energía especial, despedirse de los hábitos pasados y simplemente dejarse llevar.
Y hay que darle el tiempo al acomode …
Una nueva casa, una nueva pareja, un nuevo hijo, un nuevo trabajo, una nueva amistad … descolocan lo certero y requieren volver a conocerse uno mismo en ese nuevo lugar o en ese nuevo rol o con esa nueva persona.
No, no, no estoy arrepentida … solo que me tengo que acomodar …