Tenía mucho polvo entre tanto adorno.
No quería limpiarlo porque me daba pereza hacerlo con cuidado.
Dentro, los sobres estaban mezclados.
No sé por qué no la ordenaba … era algo que continuamente ofrecía a las visitas … además de usarla yo … pues ésta es la casa de una tomadora de té … y siempre sentía que era un «debe».
De repente se cayó … un desastre todos los adornos se despegaron de la tapa, las ramas secas de los mismos se desparramaron y los sobres parecían el «mikado» por el suelo.
Así fue como se me fueron las excusas … me llegó el momento de limpiar y ordenar …
Y me llevo cinco minutos: poner la gotita, limpiar con un trapo y compartimentar esos exquisitos sobres de té.
Me pregunto … por qué dejamos de hacer cosas que generan resultados positivos, cuando hacerlas lleva mucho menos tiempo que el que nos insume solo el pensar en que se deben de hacer …