Mi necesidad de él era tan grande que le consumía diariamente a montones.
Nunca me hizo mal… por el contrario me generaba placer.
Pero un día me di cuenta que no podía ser dependiente de un alimento, y decidí por un tiempo indeterminado dejar de consumirlo.
Gracias a esa decisión, redescubrí las tartas de frutas, mi adorado limón en todas sus formas, y mi querido dulce de leche.
Pero le extrañaba tanto…. que decidí volver a él, pues en definitiva … si solo se vive una vez por qué privarse de algo que gusta tanto, y que no daña a nadie el apreciarlo.