Ciertos días te levantas y tus acciones se van transformando en un continuo labor de bombero.
Desesperas a medida pasan las horas, te enojas con las situaciones… pues en definitiva entendes no te lo mereces (y seguro no te lo merezcas… por lo pronto todas juntas)… pero vaya a saber por qué tenes que pasar días así, y además, superarlos con una manguera en la mano.
Te dan ganas de llorar, o de gritar, o de pedir ayuda… si el corazón lo tenes abierto, incluso te lo permitís.
…
Lo importante de esos días es ser consciente que mientras tengas agua y puedas apagar el fuego estás viviendo.
Que lo triste o trágico, realmente seria cuando suceden cosas que el agua de una manguera ya no puede apagar… porque no existe la forma de apaciguarlas, o simplemente porque ya no existe nada más para quemarse.