Escribo mucha cartas, miles de correos electrónicos, varios mensajes de texto… por trabajo, por motivos personales…
He llegado a escribir símiles de libros… y aun me resta escribir mucho más… mientras tenga maravillosa vida conmigo escribiré.
…
Me he dado cuenta hace relativamente poco, que cuando quiero resaltar algo, ya sea el objeto principal o el sentimiento más fuerte de lo que escribo, siempre pero siempre lo pongo tras mi nombre, en un inesperado “posdata” que en cierta manera opaca el resto de todo el texto.