Me enseñó la responsabilidad… digamos que a experimentar la maternidad.
Me enseñó el amor incondicional… la simpleza del querer.
Hoy en día me enseña la vejez… me muestra como el cuerpo cambia, los músculos se debilitan y el tiempo es escaso para todos sin excepción alguna.
Él… que me sentía a cuadras… hoy en día no me escucha ni llegar… me hace sentir la soledad del que está pero a medias ya.
Me duele verlo envejecer… claro que me duele…
Vivir esto es el captar la regla de la vida número uno, la incondicional e infallable…
…
Y mientras lo veo a Él envejecer, tomo conciencia de que nada es para siempre, empezando por mi vida…. y pienso y me duele el Alma por las personas que adoro con todo mi ser y con consciencia o no de la finitud del tiempo y de que la única vida tenemos es esta… están a kilómetros de distancia, pese a que las Almas (nuestras Almas) están ligadas para siempre.
Y me duele… y me duele… y no sé cómo voy a hacer para evitar el dolor…. del tiempo que se va… y de las decisiones que se toman como si el tiempo fuera para siempre y la vida un deber ser a pesar de todo… cargándoselo todo… empezando y terminando por el Amor.