Llegamos a un río donde hay como una piscina natural, hace un frío tremendo pero no puedo dejar de meterme… lo siento como un bautismo en la Naturaleza de ese sitio.
Me tiro y empiezo a nadar hacia lo que vislumbro como una cascada, pero todo esta repleto de piedras, y con una patada emboco una, me desvanezco de dolor, la pierna me queda dura, pero no puedo dejar de nadar, y menos salir porque estoy en el medio de todo y debo llegar.
Ya en la orilla veo q donde me lastime sale sangre… pero ta…
….
Estoy en casa, suena el timbre, me apuro tontamente por ir a abrir, estoy en alpargatas y patino, se me viene encima un espejo, lo atajo pero a costa de caer de coxis… quedo inmovilizada, sintiendo que perdí todo movimiento con las piernas.. se me caen las lágrimas de dolor … y de susto.
…
Pasan los dias, la herida se me infecta y me hace sentir las palpitaciones del corazón en lo que se transformó en un bulto rojo… porque nunca me la limpie… Encaro su tratamiento con «hierbas suecas»…
El golpe empieza a pasarme factura, me duele sentarme, me duele pararme, me duele acostarme… pero no quiero ir al medico… solo se que necesito moverme poco.
…
Necesariamente tuve que bajar las revoluciones de mis movimientos, y hacer solo lo imprescindible… y me hizo fenomenal.
Y me recordó cuan privilegiada soy de tener todo mi cuerpo funcionando… y que las caídas suelen venir muy bien para enseñarnos a encarar atravesarlas y observar las causas de las mismas.