Si hay una espera que vale la pena vivir … es esa.
Si hay una instancia en la cual es alta la probabilidad de que lo que mayormente veas sea conmoción pura y felicidad … es esa.
Me emociona ver las la ilusión de la gente, los ojos brillosos y los abrazos en silencio que se producen con la llegada de un avión.
Podría decir que es casi como un virus de contagiosa la conmoción de las caras y de los gestos …
Podría decir que me quiebro de solo mirar a los otros, sin mentir.
Y podría decir que tras cada espera hay una historia factible de imaginarse y un momento de encuentro digno para vivir.