Pierdo las llaves del auto con mucha frecuencia.
Si fuera desordenada seria entendible … pero no lo soy.
Si no tuvieran un lugar dentro de mi pequeña casa podría justificarse … pero lo tienen.
A veces demoran días en aparecer, otras veces horas, a veces las encuentro sola, a veces me las encuentra mi hija mayor …
Pero … siempre aparecen … y mientras no aparecen utilizo las de repuesto.
Durante su ausencia quedo como nerviosa … yo tan previsora pienso que sucedería si pierdo las sustitutas …
Pero … entendí algo … las llaves me quieren enseñar que siempre hay un «Plan B» que suele socorrer y que debo aprender a agradecerlo sin enloquecer por no tener un «Plan C» porque ése es innecesario.