No tengo títulos de propiedad sobre determinados sitios… tampoco me interesa tenerlos… pero son míos, porque los vivo y porque los siento.
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Tengo unas rocas en la playa de mi ciudad a las que voy cada vez necesito meditar, y créanme nunca hay nadie y están cerca de todo.
Tengo unas rocas en la playa de mi lugar en el Mundo a las que voy cada vez necesito la energía del mar, y créanme nunca hay nadie y están en el paraíso de los paisajes.
Tengo una playa solitaria donde las olas son amigables, el agua bien salada, las arenas blancas, se ven delfines en Enero, pero a ella no va nadie que no busque lo mismo que yo.
Tengo un barcito donde cito por trabajo cuando los temas a tratar me gustan, hay pocas mesas, baja luz, rico té y me inspira.
Tengo una casita diminuta escondida en la calle, desde mis ventanas veo todo pero a mí no me ve nadie.
Tengo un conjunto de dunas donde algún día querré mis cenizas se esparzan, pero allí solo llegan los verdaderos surfistas.
Tengo una laguna que me atrae y quiere, que llevo conmigo cada vez pienso en ella y que cuando la veo me hace sentir en armonía con mi tierra natal.
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No me interesan las aglomeraciones, me falta el aire cuando hay mucha gente, no me van las construcciones ostentosas, mucho menos los espacios cerrados.
Tengo cuevas… en algunas soy una audaz leona y en otras una tierna coneja, en algunas soy una aventurera ballena y en otras una simple mujer que piensa.