No tengo ganas de trabajar hoy… porque no me puedo concentrar.
No tengo ganas de trabajar hoy… porque tengo la cabeza en otro lugar.
No tengo ganas de trabajar hoy… porque desde que me levante no estoy pensando en nada relacionado con lo laboral.
No tengo ganas de trabajar hoy… porque no puedo encarar escribir bien un solo correo siquiera.
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Hoy…
Solo tengo ganas de escuchar música, bailar y de permitirme libre pensar.
Solo tengo ganas de ser ama de casa y madre.
Solo tengo ganas de encarar unas reuniones que lo que requieren es “don de gentes laborales” pero ningún stress mental.
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Antiguamente los días como hoy los tomaba como “problemáticos”, pues yo trabajo con la cabeza y si esta no me acompaña es todo un problema…
Pero aprendí que los días así solo hay que hacer lo justo, extremadamente necesario e impostergable, y vivirlos como días “batería”… días en los que se recarga de energía la mente para después volver a la lucidez.
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(…) Si no me permito yo misma estos días, soy una pobre tonta que no ha aprendido aun mucho en la vida.