La primavera vino tarde… muchas de mis flores no florecieron a tiempo y otras parecería se han salteado la estación.
Pero también aparecieron nuevas flores en mi jardín… son de los beneficios de vivir en una casa de alquiler… que te da sorpresas… o que muchos pájaros te visiten a diario…
Hay unas rosas como asilvestradas en un transparente…
Para ser franca, no sé si mi despiste ha hecho las pase por alto el año pasado, o que simplemente aparecieron éste y no el anterior…pero el caso es que ahora están.
Pues voy y corto una que está a mi altura para ponerla en mi dormitorio… el perfume es cien veces superior a cualquiera de florería… que por lo general no me gustan.
Miro para arriba y veo muchísimas más, decido ir por ellas, estoy vestida para una reunión con un pantalón ajustado… me subo a una silla, hago un movimiento en falso, la silla se da vuelta, mi pantalón se cede en mi culete y encima me viene taquicardia.. pues yo le tengo terror a las alturas aunque sean centímetros…
Desisto… entro a la casa, abro las ventanas para ventilar y me voy a mi reunión el centro… olvidándome de las rosas, mi pantalón roto y solo pensando que no estudié nada de lo que supuestamente me invitaron a opinar… un desastre.
Pasa el día, regreso a casa y me llevo la fantástica sorpresa de sentir el olor a rosas apenas pasar la puerta de entrada… dudo si no llevé la que corté a mi dormitorio… pero sí, lo ultimo hice fue eso.
Tal cual un sabueso voy olfateando para ver de donde proviene el olor… del estar… de las ventanas que dan al jardincito…
…
La vida es alucinante… uno se empecina en hacer cosas… cuando lo que no nos empecinamos sino que simplemente se da, suele ser siempre superior a lo que uno consideraba debía de ser.