No necesito me hagan regalos maravillosos, ni tampoco me den lujos.
No necesito me hagan reverencias, ni tampoco me digan lo fantástica que soy.
Pero sí necesito a esta altura de mi vida que el Hombre me acompañe me trate como a una princesa… en el sentido de que valore mi existencia, que de gracias por la misma en su vida y me quiera mimar.
…
Hace mil años… en una estación de ómnibus, una noche surrealista muy triste, un Hombre me dijo con los ojos llorosos que yo me merecía me cuidaran, me valoraran, me regalaran flores… y me habló de príncipes.
Yo no entendí muy bien lo que quiso decir ese Hombre esa noche, hasta que “caí” en la cuenta del alcance de sus palabras y lo que marcaron en mi…
Saberse y sentirse valorada por el Hombre que está a tu lado… en eso radica.
En la madrugada, en medio de preembarques, viajes, valijas y pasaportes, leo esto y en silencio suena en mi cabeza una frase que alguna vez leí: «EL HOMBRE QUE TRATA A UNA MUJER COMO A UNA PRINCESA, ES UN HOMBRE QUE FUE EDUCADO POR UNA REINA».