Hubo una persona en este Mundo a quien de forma misteriosa yo le tuve una confianza ciega… cada palabra le dije a esa persona se la dije con mi corazón y cada palabra de esa persona yo se la creí con mi corazón.
Pero bastó la realidad para que esa persona demostrara que sus palabras eran pura poesía sin el más mínimo sustento real.
Un día me dejo esperándola en la ventana… estuve todo el día feliz sabiendo que la vería y ella lo sabía… pero al caer la noche y nunca aparecer… sin la mas mínima explicación que una persona puede darle a otra persona… me demostró cuanto uno puede equivocarse suponiendo la existencia de otro.
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Ese día mi velero varó… quedó inmovilizado, se le rompieron las velas y perdió toda su libertad de movimiento.
Qué curioso con lo que me gusta el viento… justo el mismo viento vino a lastimar lo más cuidado y respetado por mí.
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Pasaron los años… pasó la vida… y yo aprendí que los valientes dan la cara siempre… incluso para decir lo que los otros no quieren escuchar… mas los cobardes desaparecen cuando no pueden dar la cara.