Estoy soñando que tengo sed y es tan fuerte el sueño que me despierto, por un segundo como que no entiendo dónde estoy… voy a tomar agua y me tienta abrir la ventana de ese dormitorio donde dormí… ando medio contrariada porque no tengo ganas de hacer lo que vine a hacer y por sobre todas las cosas… no estoy inspirada…
Pero… al abrir la ventana no doy crédito lo que está pasando en ese instante… pues justamente en ese momento en frente de mí está apareciendo el sol sobre el mar.
Me sale una sonrisa extrema del regalo del cielo que estoy recibiendo… estos días que no ando con mucha alegría… aun estos días… cómo no voy a agradecer este instante?
Miro el reloj del teléfono… es tan temprano… qué hago?… vuelvo a la cama… doy vueltas… trato de soñar despierta… pero no… ya que estoy aquí y ya que en un rato estaré entre cuatro paredes con luz artificial, decido levantarme, tomar una ducha rapida e ir a la playa, en realidad estoy casi en la playa…
No puedo creer el color que tiene hoy el mar y el vientito maravilloso que me viene de el… tengo tanta ganas de darme un baño, un energético baño… pero no puedo…
Me siento sola…
Decido sentarme en unas rocas puntiagudas y tratar de estudiar algo que no me entra hoy ni con pinzas en mi cerebro…
Además, cómo poder estudiar… la mirada se me va… se me pierde en el horizonte… y siento como que en el horizonte también ando perdida yo.
Por suerte vienen cinco perros a saludarme y me hacen sentir acompañada.
Soy consciente que todo pasa…. soy consciente que diciembre es un “mes”… soy consciente que soy una agradecida por muchas cosas… pero aun así… soy consciente que no ando en mis mejores días… y me pregunto cuándo amanecerá de nuevo mi alma… no tengo respuestas… aunque sé que ocurrirá… y mientras, mientras… por lo pronto y por lo mucho valoro el amanecer del sol.