Este verano por seguir mis gustos, preferencias e ideales fui a contracorriente casi que siempre.
Cuando todos iban a los balnearios yo me organizaba para ir al campo, cuando todos regresaban de los balnearios yo iba hacia ellos, cuando todos llegaban a la playa yo me retiraba, cuando en la ciudad no había nadie allí estaba yo, y cuando ya en la ciudad empezó a caer gente de allí me fui yo.
Este verano me di tiempo para mirar el cielo y no pensar, y cuando me preguntaban por qué estaba tan quieta, con mucha determinación y sin miedo al ridículo contestaba «porque tenía que inspirarme»…
Lo cierto es que me inspiré, tomé decisiones, descansé… y ahora ando con la batería completa.
Es que si yo misma no me hago caso a mi misma… quien voy a pretender ser… ¿?