Y me levantaba con desánimo, yo que suelo tener buen ánimo.
Y estaba contenta sabiendo que vendría en el acto siguiente el momento de estar descontenta.
Y me arreglaba para ir a comer o a cenar, siendo consciente que en algún momento traería un tema a la mesa que me sacaría el apetito.
Y me organizaba para tener tiempo cuando no tenía tiempo, pero no me daba su tiempo.
Y lloraba muchas mas veces de las que reía, y estaba ansiosa muchas más veces que en paz.
…
Es que estaba ubicada en el sitio donde no quería ni debía estarlo, y cuidando sin que me cuidaran a mí.
Y me di cuenta que así no valía la pena nada… ni una risa, ni una lágrima ni un instante de vida.