
Vengo de recorrer un camino largo, de mucho aprendizaje … de mucha vida vivida.
Ese camino me trajo al hoy, donde me cruzo contigo, quien me generas la certeza de que cada lágrima vivida, cada frustración pasada, cada decisión tomada, y cada ansiedad superada, tuvieron sentido en cierto ámbito de mi vida.
No me canso de mirarte… me ocasionas sonrisas, confianza, atracción intelectual, movimientos que me elevan el alma y unas ganas de besarte sin límites.
Tú, con tus aires gitanos… me aproximas a una parte de mí que es la que más se acerca a mí, porque me siento cómoda siendo yo misma cuando estoy contigo.
Sí, Tú, con tu caja de sorpresas … empezando por tí mismo, te has transformado en ese ser sin nombre que yo sabía que estaba por allí en alguna parte, y que solo aparecería cuando estuviera lista, cuando no anduviera distraída, y cuando pudiera darle de mí misma mi mejor versión.
Yo a Tí te elijo desde mi libertad, y como sé muy bien lo que quiero y lo que no quiero, el elegirte no es una elección a la ligera, sino a plena conciencia.