
Me he dedicado a atravesar un tiempo (mi tiempo) de una manera muy presente y diferente …
Me tome diez días de mi vida para llorar, caminar, comer rico, rezar… y reencontrarme en mi presente desde un pasado muy lejano que había olvidado casi por completo y que tenía que vislumbrar a la distancia para valorar y agradecer.
Las lágrimas me limpiaran el alma, las caminatas me acercaron al cuerpo, la comida me elevó el gozo, y el rezo me engrandeció el espíritu.
Estuve muy con Migo y a la vez algunos día muy engentada…
Estuve en el medio de la montaña y su silencio, y en el medio de la ciudad y su estremecedor ruido …
Viví varias sincronicidades, y varios momentos mágicos… me acerqué más a Dios, y me paré como nunca en mis pies.