
Ser mujer siendo libre no es una tarea fácil.
El Mundo está acostumbrado o bien a que seamos sumisas, o bien a que toleremos, o bien a que no opinemos, o bien a que nos distraigan con superficialidades a cambio de quedarnos en el molde …
En mi caso, rebelarme a lo que entiendo que no es justo o adecuado, o a lo que no deseo … ha tenido un precio duro y alto que he tenido que pagar, pero aún así el resultado lo ha justificado.
A veces creo que si tuviera que elegir una bandera donde me gustaría sentirme en sintonía, elegiría una bien grande que dijera simplemente la palabra libertad…
Y en ese concepto vería reflejada la libertad de palabra, de obra y de omisión, la libertad de pensamiento y de acción, y la libertad de sentimiento y de movimiento.
No cambio nada a cambio de mi libertad, porque sin libertad no soy nadie… pues sin ella no soy yo.
Mi libertad se fundamenta en mi ética y se direcciona hacia mis principios, no es ilimitada sino que termina donde comienza la de los otros, pero elijo esas franjas desde mi libertad.
Gracias a mi libertad he podido ser la capitana de mi propia vida… y eso me vale mi propia vida.