
Mi querida Humanidad tengo tanas esperanzas volcadas en ti, y a la vez me desilusionas tanto que me provocas llanto.
A veces siento que te conformo, y otras que vengo de otro planeta.
Me cuesta tanto sincronizar con tantas cosas que la mayoría de ti piensa y siente, me cuesta tanto entender tu amplia manera de mirar para el costado ante la injusticia y la falta de equidad, me cuesta tanto corroborar que se ponga el foco en lo efímero y banal, y no en lo profundo y solidario…
Lloré mucho cuando comenzó la pandemia porque sentí desde el día uno que te ibas de pique, y ahora ya en otros tiempos, veo que no la erré…
Lo que quedó de ti fue un conjunto de personas mas egoístas aún que antes, con una idea de finitud tremenda, pero no desde los bienes (recursos) naturales sino de sus propios tiempos, dispuestas a exprimirlo todo y a todos por el auto placer.
A veces creo que no tenes remedio, otras me viene un baño de ilusión y siento que en algún momento despertaras… pero también temo que ese momento sea tarde… pues cada segundo perdido, es miles y miles de personas y seres vivientes que caen en la desgracia del olvido, a costa de sus vidas o felicidad.