Lo quiero tanto que lo tuve que dejar ir para que crezca.
Si permanecía conmigo iba a cortarle su capacidad de desarrollarse y ya me estaba dando pena.
El iba tolerando lo mas que podía su cárcel y yo dilatando cuanto podía su ida.
No busqué el mejor día ni el mejor momento ni lo hice de la mejor manera … simplemente una mañana decidí hacerlo, pedí ayuda y a las horas lo llevé a un sitio donde espero crezca tanto y por tantos años que decenas de generaciones puedan verlo.
…
Cuadros, libros y semillas germinadas por mí o mis afectos son mis pertenencias más preciadas … dejar una en el camino … me pincha el corazón.