Cómo poder evolucionar, corregirse e incluso cambiar para bien como personas en el transcurso de la vida, si uno se desconoce?
Somos seres tan complejos los humanos… en parte animales, en parte racionales y en parte espirituales, y a veces creemos tenemos que poner una de esas partes arriba de la otra y nos olvidamos que funcionamos solo en conjunto, aceptando una con la otra como si se tratara de una maquina que no puede marchar correctamente si no se consigue la dinámica exacta de cada una de sus partes.
Estamos cargados de historia genética y vivida, y con ello también colgamos traumas y miedos, que nos hacen caer una y otra vez en comportamientos similares que nos tienen atados a modus operandi y modus vivendi que nos caracterizan.
Pero … tenemos que ir a la fuente misma de nosotros, a nuestras bases, al por qué reaccionamos o sentimos de tal forma (al por qué algunos agreden, otros mienten, otros evaden los problemas, otros son inseguros …).
Es que si conocemos la razón de ser de esa forma que nos ata a una manera de ser que nos impide crecer como personas, podemos darnos cuenta que tal vez esas reacciones que seguro fueron mecanismos de defensa (especialmente en nuestra niñez) ya no requieren estar en nosotros, porque han pasado de ser de instrumentos positivos en nuestras vidas, a instrumentos negativos que nos trancan.
…
Es necesario conocerse uno mismo, saberse de verdad, porque solo así uno puede comenzar a “ver” a los demás … ni a un hijo siquiera.
Es necesario amarse uno mismo, porque nadie puede amar a otro si primero no se ama a sí mismo … ni a un hijo siquiera.
Es necesario valorarse uno mismo, porque si primero uno no se valora es imposible valorar al otro … ni a un hijo siquiera.
Es necesario sentirse seguro con uno mismo, porque nadie puede dar seguridad si primero no se la tiene en sí mismo … ni a un hijo siquiera.