Las palabras que no se dicen, los sentimientos que no se comparten… no existen.
Están solo en el interior, en el mundo propio de quien los piensa y quien los siente… pero nada más.
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Por una u otra cosa, aprendí muy especialmente a que los demás no saben lo que pienso, mucho menos lo que siento, ni lo que deseo.
Por eso, tengo que contarles/ expresarles lo que pasa dentro de mí, porque no son adivinos o incluso las señales doy pueden llegar a ser absolutamente contrarias a lo que realmente pasa en mi.
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Las palabras que no se dicen, los sentimientos que no se comparten… realmente no existen para los demás.
Esta en cada uno de nosotros darles existencia o no si las sacamos de nuestro mundo interior y hacemos participes de los mismos a nuestros interlocutores.