Me pongo a barrer la casa… en una esquinita está repleto de polen, hojas y pétalos…
Veo el jarrón de las flores, lo tomo para tirarlas porque llevan semanas en el florero, por mas ya he ido sacando muchas y cambiando su agua… pero descubro que hay algunas siguen por completo vivas y firmes…a pesar del tiempo, el calor…. y lo que ha pasado.
Obviamente no las tiro, cambio el agua y las pongo en el mismo sitio.
Y en una ráfaga de segundo, sin pensarla mucho… decido algo.
Porque sucede que soy una convencida que de los detalles simples se aprende mucho más que de los grandes, que del diario vivir se observa el gran vivir, y que de las decisiones espontáneas se construye mas que de las meditadas.