Le había explicado a ese ser donde estaba “parada”, y lo que me había llevado muchos años de mi vida entender.
Le había contado con lágrimas, emocionada hasta la médula, la felicidad extrema me generaba encontrarme con alguien que mi intuición mas animal, o mas fémina, me decía me ayudaría en la vida a seguir ese camino tan propio y tan mío… y sobre todo sin retorno.
Pero… no pasaron ni siete días que ese mismo individuo que me secó las lagrimas con una servilleta de papel… de una forma bruta y desproporcionada me dijo casi a gritos… «tu cultura no es la mía»… y se refería a mi cultura en relación al barrio donde vivo de una manera despectiva y con sarcasmo.
En ese instante supe que ese tipo no solo no me había visto, o si lo había hecho estaba cegado… sino que lo quería a miles de kilómetros de distancia… porque mi Alma la abro en mis “dibujos” a través de mi escritura… pero mi Alma con palabras de mi boca y con lágrimas de mis ojos la comparto solo con quienes la pueden apreciar.
…
«Mi» cultura soy yo… no pertenezco a ningún sitio en concreto, no me reflejo con ninguna clase social, menos me identifico con un barrio, con una ideología política o religiosa, con un modus vivendi… no porque reniegue de nada sino porque soy una mezcla absoluta y maravillosa de culturas, razas, pensamientos, filosofías, y maneras de ser y sentir que no encajan en ningún modelo pre establecido… pero sí a la perfección en mi.