Y me subí al auto… y me quedé dura… absolutamente dura, como inmovilizada… y con un dolor interno realmente fuerte.
Ay mi espalda!
Ya me había pasado una vez hace seis años, creo fue peor porque me fui para el suelo y no me pude levantar… esta vez por lo menos me agarró sentada.
Pensándola y pensándola (sintiéndola también)… me di cuente al toque lo que mi cuerpo me estaba diciendo… y cuanto tenía que aflojar si quería mi espalda también aflojara.
La espalda es mi apoyo y también mi resistencia a todo, lo que puedo y lo que no puedo afrontar… y por sobre todas las cosas la que en los hechos carga a mi cuerpo, que es mi Yo.
Ya entendí… ahora bien… por favor aliviate un poco querida espalda, volvé a la normalidad que ya llevo así bastantes días, me cuesta demasiado el movimiento… y tomé conciencia de varias cosas.