Martes de mañana… piso descalza mi suelo… y siento que tengo algo clavado en el borde derecho de mi pie.
Qué raro… no me di cuenta cuando ocurrió.
Pienso… pienso… el domingo estuve en la playa y estaba repleto de mejillones y de tarde caminé por un pasto largo…
Voy a ver mi pie… y claro como voy a verlo??? si ese movimiento no puedo tenerlo porque tengo la espalda «dura».
Ay qué horror, a mi que nunca me duele nada…
Me tengo que ir a una reunión, me calzo y para curiosidad no me afecta apoyar el pie.
Pasan los dias y me olvido que tengo un «visitante» en el pie…
Pero llega el sábado, me voy al campo y me descalzo, es de noche, voy bajando una ladera muy pronunciada y no tengo marcha atrás porque sino me quedo sola… y allí de nuevo siento la «pinchadura» en mi pie.
Esta vez con mas dolor porque no puedo dejar de apoyar la parte donde está porque sino me puedo tropezar.
No concibo haya pasado casi una semana sin arreglarlo, estuve tan al mango de no haber tenido tiempo de pedirle a alguien me ayudara con esto… ???
Me siento incómoda y trato de ver lo que hay detrás… la bajada es larga… me da para pensar bastante.
Postergarme en lo básico, en lo que podría haber demorado un minuto tal vez… y que no haría en este momento me sintiera tan molesta.
Pasa la noche, regreso a casa muy tarde… apenas llego subo las escaleras por una aguja, la quemo para desinfectarla y voy a un lugar con mucha luz para descubrir el origen del dolor… en segundos saco la «cosita» dura esta dentro de mi pie, utilizo la pinza y ya está.
…
Postergar lo mas importante genera incomodidades absurdas e innecesarias, postergarse uno mismo… que sin sentido.