Lo escuché… cada palabra… cada silencio… cada mirada.
Esa mirada… tan única… como si atravesara mi cuerpo… y solo viera mi corazón…
Las lágrimas parecían inagotables, me brotaban como de un manantial … creo que eran dulces en vez de saladas… porque eran suaves… y venían de un lugar especial.
Todo lo que había intuido que pudo haber pasado en todo este tiempo fue insuficiente en relación a lo que pasó…. y él me contaba… y también no me contaba… y yo sentía su gran dolor.
Había ido a ese encuentro sabiendo que tenia que ir pero sin saber a que iba… y una vez allí lo supe con el corazón… ese que tanto me había hablado en todo este tiempo… yo tenia simplemente que ir a escucharlo.
Y a saber que no se viven realidades solo de acciones, se viven realidades también de sentimientos… y no se vive vida solo de palabras sino también de silencios.
Y a saber que se podrá ser la persona mas fuerte del mundo… como él -tal vez también como yo- … líderes… inteligentes… seductores… incluso bellos para la media y no tan media… pero en los momentos que se es vulnerable… no hay león ni leona que no llore… que no necesite un mimo para su alma…
…
Nos despedimos con un abrazo… me susurro algo cerca del oído… le di un beso en el hombro… me aparte, le di otro beso en la mejilla y sin palabra alguna subí a mi auto y me fui… para continuar llorando… llorando por su dolor… por la imposibilidad de aliviar su pena…. por quererle tanto como para solo desearle su bien y felicidad…. pero a la vez no poder hacer nada para aliviar su carga.