Esta semana que pasó fue la semana de poner en acción lo aprendido las anteriores… y de por primera vez pensar ¿podré seguir yo con todo el movimiento anterior al COVID a gusto?
Esta semana que pasó me pregunte si tiene sentido todo esto a nivel personal? Porque a escala de historia universal sí se lo veo, pero tan soberbia yo (o creyéndome de otro Planeta) se ve que me había olvidado de mí dentro de ese escenario.
Esta semana que pasó entré en ritmo dentro de mi nuevo ritmo…
Es que a mí me faltaban horas para hacer cosas… y encima sintiendo que lo que hacía no lo hacía bien porque andaba desconcentrada… empezando por ser Mamá, que desde hace treinta y siete días lo soy las veinticuatro horas del día de forma presencial y en exclusiva.
Un día de esta semana no pude dormir tras una reunión de trabajo, un cliente nuevo que no me cierra en sus actitudes, desde el día cero, y va en aumento… entonces decidí de la mejor manera que puedo expresarme mandar una carta… deseosa incluso de que me dijeran “chau”, y aunque no lo hicieron marque mi terreno, puse mis convicciones…
Me pregunté realmente… ¿Qué sentido tiene recibir stress de otros?, ¿Qué sentido tiene que otros no te valoren?, ¿Acaso no es culpa de uno que no te valoren los otros?, ¿Acaso no somos siempre libres ante los otros, por más que otros nos impongan sus miedos, sus celos, sus egos, sus manipulaciones?
Sí, siempre somos libres, porque las decisiones últimas son propias.
…
Y llegamos a hoy, el último día de la semana por más que los calendarios se aferren en ponerlo como el primero… y me preparé el desayuno en la cama, y tras visitas inesperadas de unas hijas que aterrizaron como paracaidistas… “despierto”.
Miro hacia la izquierda y veo mi jardín… me llama mucho la atención que desde que empezó a caer el rocío, aparecen en la mañana unas minis montañitas de tierra (vale aclarar que yo vivo en esta casa desde el penúltimo día del año 2019)… montañitas que con los días descubrí que se trataban de movimientos de escarabajos.
Siento que dentro de mi “despertar” soy consciente que co habito hasta con esos bichitos negros de forma curiosa, bichitos que toda mi vida me he dedicado a darlos vuelta cuando los veía patas para arriba, y que en cierta manera hoy me acompañan….
Sí… despierto… a esos pequeños detalles que en realidad no son detalles… (me) ayudan a bajar el ritmo y hacen que sea posible estar presente, y por qué no también reconocerles que colaboran a inspirarnos a ser mejores personas…
¿Acaso hay algo creado que no se encuentre en interrelación?