
Y de repente te topas con alguien que no tiene nada que ver con quien pensaste que era…
Y se te derrumba todo lo que creías, y se te quiebra todo lo que sentías como verdadero…
Y te juzgas tonta porque partías de ideas y presunciones que te das cuenta que no se basaban en nada más que en lo que suponías o presumías, o creías que intuías… pero que la realidad, la mismísima realidad, te está mostrando algo totalmente diferente.
Y te vienen ganas de salir corriendo… y casi que lo haces … y te olvidas de lo que nunca dejas …
Habías ido a decir algo que no dijiste, te encontraste en una situación que no imaginaste, escuchaste lo que ni remotamente supusiste, y tuviste que salir volando cuando no sabías volar…
Aún así, te alivia tener la seguridad de que hiciste las cosas lo mejor que pudiste… creyendo y confiando, como sabes hacer para todo y con todos… y eso está bien… creer y confiar… ya si los demás son humo… no es tu problema, más allá del dolor que te cauce descubrirlo.
Ya no tiene sentido lo que fuiste a decir… solo quedó la nada y la certeza de que no sabes quién era la persona que te cruzaste… porque simple y sencillamente “no la conociste”.