
Darme tiempo para mirar por la ventana.
Darme tiempo para sentir que me baja por el cuello el agua caliente de la ducha.
Darme tiempo para ser consciente de cada centímetro de crema que absorbe mi piel.
Sí, darme tiempo… yo que corro tanto
Parar, sí parar, aunque para parar debí irme de casa.
Lo delirante es encontrar tiempo en el medio de un lugar que va más rápido que mi tiempo real, pero que curiosamente desde aquí solo miro por arriba el correr.