Y me vino la respuesta de todos mis conflictos y angustias desde hace un par de años al presente.

Pero curiosamente apareció de las letras de un casi desconocido dirigidas en un mensaje y por la causa más absurda como puede ser no haberle dado una información personal de forma directa.

«He vivido con la cabeza antes que con la realidad»

Sí, ese ha sido mi gran inconveniente y mi gran obstáculo.

Porque la realidad va a tiempos reales pero la cabeza va mucho más rápido que la realidad.

Ser abogada ambientalista es un caos a nivel personal …

Prevención y precaución como principios rectores, evaluando todos los posibles inconvenientes y tratando de menguarlos antes de que puedan suceder, inventándome planes de contingencia y emergencia, y dejando de hacer cosas por los posibles efectos adversos que las mismas me pudieran generar.

Pero mi vida no es el medio ambiente, ni una obra a realizarse, sino simplemente una vida a vivir, corriendo los riesgos de las decisiones que tomo sin tener que ser tan cauta a la hora de tomarlas ni tan temerosa por sus efectos adversos, y muy especialmente a la hora de vivirlas.

Y por ello en cierta forma me olvide de la forma de vivir lo que efectivamente tenía que vivir … la realidad, mi realidad, sin ningún estudio de impacto ambiental previo.