Estoy en la playa, me he dado unos baños impresionantes porque el agua está espectacular… estoy con una amiga divina que disfruta a la par ese momento.

De repente mi amiga saca de la galera el comentario de que le gustaría conocer una empresa de la zona… e inmediatamente recuerdo que desde hace fácil dos meses quiero reunirme con quien lleva adelante esa empresa.

Llamo al hombre, no lo encuentro, me llama, no me encuentra… pero a la tercera quedamos tras comer.

La reunión supongo no durará más de quince minutos, voy con mi amiga… Ya de primera capto un «work a holly», con una mente muy ágil para lo cual me tengo que concentrar mas de lo habitual para poder seguirle el hilo…

De repente… de un instante a otro da un giro imprevisto la conversación y no sé ni cómo ni por qué… empezamos a hablar de la vida.

Cuenta algo y me concentro para no llorar, cuenta otra cosa y me muerdo los dientes para no llorar, cuenta una tercera cosa y no puedo evitar lagrimear…

Es que es muy “fuerte” lo que cuenta, lo que nos abre su alma y la apertura de las nuestras al escucharla.

(…) Y es muy fuerte lo imprevisible de todo.

(…) Y es muy fuerte la coincidencia entre lo que cuenta y lo que he aprendido en la vida.

Tras dos horas nos despedimos… mi amiga sube al auto y larga el llanto y yo vuelvo a llorar… Estamos emocionadas porque conocimos a una persona «diferente» y somos conscientes a pleno que nos conectamos… nos conectamos con nuestras almas.

…

Yo sé que no voy a olvidar la reunión de hoy…

Yo sé que es la magia de la vida…